45 Con aliento todavía y enardecido su ánimo, se levantó derramando
sangre a torrentes; a pesar de las graves heridas, atravesó corriendo
por
entre las tropas, y se puso sobre una roca escarpada.
46 Ya completamente exangüe, se arrancó las entrañas y tomándolas
con ambas manos, las arrojó contra las tropas. Y después de invocar
al
Dueño de la vida y del espíritu que otra vez se dignara devolvérselas, llegó
de este modo al tránsito.